Largo tiempo ha pasado desde mi último relato y no pocas cosas he de contaros: luchas con bestias milenarias, terribles embrujos, viajes al pasado, reencuentros familiares, … Ha sido un duro camino antes de llegar a esta encrucijada en la que nos encontramos, frente a una batalla contra miles de orcos sedientos de sangre que sabemos que perderemos pero nuestro honor nos pide hacerles frente hasta nuestro ultimo aliento y llevarnos a cuantos de estos demonios podamos al infierno y que el nombre de Covadonga vuelva a resonar con fuerza a lo largo de toda la Tierra Media.
Pero no adelantemos acontecimientos. Retomemos el relato donde lo dejamos: la reconquista de Covadonga. Como bien os conté, yo y mis valerosos camaradas (mi valiente hermano menor, el tenaz guerrero enano, la intrépida exploradora elfa y mi aguerrido medio hermano medio elfo) habíamos retomado Covadonga para la causa del Bien y habíamos decidido viajar al sur para reconstruir lo que fue destruido y hacer de nuestro castillo el bastión del nuevo reino. Nuestros planes eran ambiciosos pero no la única manera de expulsar al mal es hacerle frente, matar a todos los enemigos sin tener clemencia, cada enemigo ensartado en mi espada nos acercaría al resurgir de Arnor, cada brujo aplastado por el hacha del enano nos acerca a la venganza, cada cabeza cercenada por la espada de mi joven hermano nos acercaría a nuestro destino, cada enemigo mutilado por la bella elfa sería una peldaño más hacia la torre del triunfo y cada ser maligno atravesado por las certeras flechas de mi hermanastro sería un duro golpe para nuestro enemigo.
A continuación me propongo mostraros mis planes, en primer lugar viajaremos al sur, a Minas Tirith, en busca de los mejores arquitectos y buenos soldados para convertir a Covadonga en un fortín irreductible. Luego marcahremos con nuestros hombres a liberar la mina de nuestro fiel amigo enano y que asi pueda reclamar el trono y la corono que merece por nacimiento. Después no dirigiremos a la fortaleza del Rey Brujo y lo expulsaremos definitivamente de Arnor. Así podremos reinstaurar los tres reinos de nuevo, desde Covadonga reinaremos en Cardolan, siempre fieles y leales a mi primo, que pronto reclamará su trono como rey de los hombres. Luego unidos a nuestros hermanos de Rohan marcharemos sobre Mordor para expulsar cualquier resquicio de mal. Finalmente expulsado el Enemigo, tomaremos el Harad y cualquier otra tierra que haya apoyado a esa víbora traidora de Sauron. Se que el camino va a ser largo y puede que no todos los que lo empezamos lo consigamos, incluso puede que ninguno de nosotros pero si que dejaremos hasta el último de nuestros alientos en esta causa. Estoy seguro de nuestra victoria, ya seamos nosotros o aquellos que alentados por la llama de nuestra justa ira sigan nuestro camino.
Ahora amigos os seguiré contando como nos ha ido en el comienzo de nuestra dura empresa. Como ya dije partimos hacia el sur siguiendo el curso del gran río camino de Rohan, pasando por las ruinas de la en otros tiempos prospera ciudad de Tarbad. El camino fue bastante tranquilo, los primeros días, hasta que una noche nos encontramos con una bestia maligna. Sin duda se trataba de una prueba más del destino, una metáfora de nuestro duro camino plagado de tachuelas que el Mal va poniendo en nuestro camino, ya que teme nuestra ira y sabe que no cejaremos hasta que podamos insertar mi espada en ese pedido Ojo. Fue sin lugar a dudas una lucha terrible que casi le cuesta la vida a alguno de mis compañeros de viaje, pero finalmente conseguí clavar mortalmente mi espalda en esa tortuga gigante que tantos marineros inocentes había asesinado. A la noche, felices por nuestra victoria y con la satisfacción del trabajo bien hecho, a pesar de que nuestra amiga Narlome había sufrido una grave herida en la pierna, nos reunimos alrededor de la hoguera para oír los relatos que mi hermano menor nos contó sobre la bestia maligna. No pude evitar recordar nuestra juventud junto a nuestro padre, nuestra formación en el arte de la guerra y en la cultura de nuestro pueblo. He de reconocer que mi hermano pequeño siempre fue más avezado que yo en lo que a cultura se refiere. Mi venganza me nublaba a atender a muchas de estas historias que nuestro padre nos contaba y centrarme en conocer más profundamente el manejo de las armas con las que destruir a mi enemigo. Siempre que recuerdo mi juventud pienso en que ya de aquella la huella de mi destino me hacia no disfrutar de la vida juvenil, de las conversaciones con mi padre, de los viajes a parajes asombrosos, …
Bueno después de estos recuerdos de mi juventud y la de mi hermano que por aquel entonces se asemejaba mucho a un pajecillo, volveré a la historia que nos ocupa. Varios días de viaje después llegamos a una pequeña aldea. Pronto un extraño fenómeno capto mi atención. Todas las gentes de este pueblo eran mujeres. Un hecho que inicialmente achaque a mi notable atractivo para el sexo opuesto así como el del resto mis nobles compañeros de viaje. Pronto comprendimos que algo no iba bien, así que decidimos ayudar a estas pobres desamparadas en nuestra cruzada contra el maligno. Hablamos con su líder y nos contó que una malvada bruja había echado una maldición sobre la aldea que acababa con todos los varones que allí vivían o nacían. No me llevó mucho saber lo que había que hacer: Sin duda había que matar a la bruja.
Nos dirigimos a la torre de la bruja y entramos en ella doblegando la endeble defensa de su entrada. Ya dentro de la torre nos vimos victimas de un extraño embrujo que nos transportó a una celda. Pero no hay celda que pueda retener nuestra ansia de venganza, nuestra sed inagotable de sangre orca. Pronto usando una escala conseguimos salir de la celda y acabar con los guardias orcos que la custodiaban. La escaramuza le costó la pérdida temporal de un ojo a mi hermanastro pero como decía mi padre: no se puede hacer la tortilla sin romper los huevos. Poco a poco fuimos tomando habitación a habitación en nuestra imparable subida hacia la maldita bruja. En el camino descubrimos que la torre era un más que interesante instrumento: al parecer por un lado se entraba por Cardolan y por el otro se salía en el harad. Que inmejorable lugar para poner en marcha futuros ataques contra estos traidores a la especie humana. Como os decía nuestra imparable ascenso iba aumentando nuestra ansia de matar, podía ver claramente en mi mente a esos dos jóvenes que haciendo un saludo arcano acababan entonando esas palabras que me guían en la batalla: MATA! MATA! MATA!. Se trata de una visión que tengo a veces en el clamor de la batalla, no se quienes son pero estoy seguro de que juegan un papel determinante en cada decisión que mi hermano y yo tomamos.
Finalmente alcanzamos lo más alto de la torre tras acabar con cuantos orcos, huargos y haradrim nos encontramos. Fue duro y mi hermano acabo seriamente herido, al borde de la muerte, pero estábamos tan cerca que no podíamos fracasar, ni renunciar, ni rendirnos, … Nuestro penúltimo fue terrible, un licántropo al que apenas hacíamos daño, menos mal que nuestro querido amigo enano, inspirado por la cercanía de una maga que matar se inspiró y de un terrible golpe lo mando al infierno al que pertenece. Ya solo una trampa mágica se interponía entre nosotros y la bruja y fue una vez más el más que sorprendente Milinko el que sorteó la trampa y acabó con la bruja. Volvimos al pueblo en el que se había quedado nuestra amiga elfa a recuperar su pierna e hicimos lo propio con nuestros heridos. Una vez que todos estuvimos recuperados volvimos a la torre a revisar lo que había dejado la bruja. Así nos enteramos que todo el pueblo estaba metido en el ajo, se trataba de unas adoradores de una antigua maga. Contuve mi ira y no las incineré a todas. No obstante dimos instrucciones en pueblos cercanos para que las tuvieran controladas. De nuevo mi sabio hermano nos iluminó con historias de unos magos llamados los Ishtari, yo me apenas recordaba haber conocido a uno llamado Saruman en mi infancia, un mago poderoso y bueno.
Solucionado este nuevo contratiempo en nuestro camino, volvimos a encaminarnos hacia el sur. Tras unas cuantas jornadas de viaje, llegamos a la ciénaga en la que se había convertido Tarbad. Allí vimos un pequeño campamento al que nos acercamos sigilosamente, cuando ocurrió algo extraño, nuestro amigo Milinko con su perfecta visión nocturna, de repente no vio y tropezó casi delatando nuestra posición. Era algo muy extraño, que sin duda fue superado por nuestra siguiente visión, en el campamento estaba Narlome, bueno en realidad estaba Narlome dos veces, o tres si contábamos a la Narlome que se encontraba apostada junto a nosotros. Tras la confusión inicial todo tuvo fácil explicación, se trataba de las dos hermanas gemelas de Narlome que el destino había vuelto a unir. Se trató de un momento emotivo de reencuentro familiar que ayudo a Narlome a recordar parte de su olvidado pasado. Decidimos que se unieran a nuestra cruzada y lo festejamos con alegría. Todos menos Milinko, que aparte de su extraño comportamiento anterior, tuvo un comportamiento poco digno frente a nobles damas además de que al ser una maga pues estaba intranquilo, así que para evitar mayores problemas decidimos que pasara la noche atado a un árbol.
Al día siguiente, seguimos nuestro camino atravesando la ciénaga de Tarbad. Allí nos encontramos con un simpático anciano llamado Gandalf, según me dijo mi hermano se trataba de uno de esos Ishtari, como Saruman y la maga malvada esa. Al parecer estaba buscando una bola de piedra llamada Palantir. Al parecer un objeto mágico poderoso, que permite ver en la distancia entre otras cosas. Milinko volvió a ofuscarse cerca de un mago y pronunció una extraña frase: "¿Que pipa fumas tabaco tu?". Decidimos ayudar a Gandalf a buscar la Palantir. Para ello, usando un encantamiento nos envió al pasado en un sueño, poco antes de la batalla que destruyó Tarbad. Allí empezamos a buscar la piedra además de proveernos de equipo de buena calidad a precio de ganga ya que pagaríamos con dinero y objetos soñados je je je. Hablamos con el senescal de la ciudad que no nos trato con el respetó que merece la familia de Covadonga y no nos ayudó nada. Sospecho de ese bellaco así que mandamos a la hermana maga de Narlome con una capa de invisibilidad a que siguiera a este individuo. El resto seguimos con tres claras misiones:
- Encontrar la Palantir.
- Hacernos con buen equipo que poder esconder en lugar seguro junto a la Palantir cuando la encintremos para que nos ayuden en nuestra causa al final del sueño.
- Buscar una estrategia de huida para cuando la batalla se ponga verdaderamente mal. Aunque el cuerpo nos pide quedarnos hasta el final con la vana esperanza de cambiar el terrible destino de la ciudad.
En próximos relatos os contaré como se resolvió esta épica batalla y como siguió nuestro camino hacia nuestro DESTINO.
Pero no adelantemos acontecimientos. Retomemos el relato donde lo dejamos: la reconquista de Covadonga. Como bien os conté, yo y mis valerosos camaradas (mi valiente hermano menor, el tenaz guerrero enano, la intrépida exploradora elfa y mi aguerrido medio hermano medio elfo) habíamos retomado Covadonga para la causa del Bien y habíamos decidido viajar al sur para reconstruir lo que fue destruido y hacer de nuestro castillo el bastión del nuevo reino. Nuestros planes eran ambiciosos pero no la única manera de expulsar al mal es hacerle frente, matar a todos los enemigos sin tener clemencia, cada enemigo ensartado en mi espada nos acercaría al resurgir de Arnor, cada brujo aplastado por el hacha del enano nos acerca a la venganza, cada cabeza cercenada por la espada de mi joven hermano nos acercaría a nuestro destino, cada enemigo mutilado por la bella elfa sería una peldaño más hacia la torre del triunfo y cada ser maligno atravesado por las certeras flechas de mi hermanastro sería un duro golpe para nuestro enemigo.
A continuación me propongo mostraros mis planes, en primer lugar viajaremos al sur, a Minas Tirith, en busca de los mejores arquitectos y buenos soldados para convertir a Covadonga en un fortín irreductible. Luego marcahremos con nuestros hombres a liberar la mina de nuestro fiel amigo enano y que asi pueda reclamar el trono y la corono que merece por nacimiento. Después no dirigiremos a la fortaleza del Rey Brujo y lo expulsaremos definitivamente de Arnor. Así podremos reinstaurar los tres reinos de nuevo, desde Covadonga reinaremos en Cardolan, siempre fieles y leales a mi primo, que pronto reclamará su trono como rey de los hombres. Luego unidos a nuestros hermanos de Rohan marcharemos sobre Mordor para expulsar cualquier resquicio de mal. Finalmente expulsado el Enemigo, tomaremos el Harad y cualquier otra tierra que haya apoyado a esa víbora traidora de Sauron. Se que el camino va a ser largo y puede que no todos los que lo empezamos lo consigamos, incluso puede que ninguno de nosotros pero si que dejaremos hasta el último de nuestros alientos en esta causa. Estoy seguro de nuestra victoria, ya seamos nosotros o aquellos que alentados por la llama de nuestra justa ira sigan nuestro camino.
Ahora amigos os seguiré contando como nos ha ido en el comienzo de nuestra dura empresa. Como ya dije partimos hacia el sur siguiendo el curso del gran río camino de Rohan, pasando por las ruinas de la en otros tiempos prospera ciudad de Tarbad. El camino fue bastante tranquilo, los primeros días, hasta que una noche nos encontramos con una bestia maligna. Sin duda se trataba de una prueba más del destino, una metáfora de nuestro duro camino plagado de tachuelas que el Mal va poniendo en nuestro camino, ya que teme nuestra ira y sabe que no cejaremos hasta que podamos insertar mi espada en ese pedido Ojo. Fue sin lugar a dudas una lucha terrible que casi le cuesta la vida a alguno de mis compañeros de viaje, pero finalmente conseguí clavar mortalmente mi espalda en esa tortuga gigante que tantos marineros inocentes había asesinado. A la noche, felices por nuestra victoria y con la satisfacción del trabajo bien hecho, a pesar de que nuestra amiga Narlome había sufrido una grave herida en la pierna, nos reunimos alrededor de la hoguera para oír los relatos que mi hermano menor nos contó sobre la bestia maligna. No pude evitar recordar nuestra juventud junto a nuestro padre, nuestra formación en el arte de la guerra y en la cultura de nuestro pueblo. He de reconocer que mi hermano pequeño siempre fue más avezado que yo en lo que a cultura se refiere. Mi venganza me nublaba a atender a muchas de estas historias que nuestro padre nos contaba y centrarme en conocer más profundamente el manejo de las armas con las que destruir a mi enemigo. Siempre que recuerdo mi juventud pienso en que ya de aquella la huella de mi destino me hacia no disfrutar de la vida juvenil, de las conversaciones con mi padre, de los viajes a parajes asombrosos, …
Bueno después de estos recuerdos de mi juventud y la de mi hermano que por aquel entonces se asemejaba mucho a un pajecillo, volveré a la historia que nos ocupa. Varios días de viaje después llegamos a una pequeña aldea. Pronto un extraño fenómeno capto mi atención. Todas las gentes de este pueblo eran mujeres. Un hecho que inicialmente achaque a mi notable atractivo para el sexo opuesto así como el del resto mis nobles compañeros de viaje. Pronto comprendimos que algo no iba bien, así que decidimos ayudar a estas pobres desamparadas en nuestra cruzada contra el maligno. Hablamos con su líder y nos contó que una malvada bruja había echado una maldición sobre la aldea que acababa con todos los varones que allí vivían o nacían. No me llevó mucho saber lo que había que hacer: Sin duda había que matar a la bruja.
Nos dirigimos a la torre de la bruja y entramos en ella doblegando la endeble defensa de su entrada. Ya dentro de la torre nos vimos victimas de un extraño embrujo que nos transportó a una celda. Pero no hay celda que pueda retener nuestra ansia de venganza, nuestra sed inagotable de sangre orca. Pronto usando una escala conseguimos salir de la celda y acabar con los guardias orcos que la custodiaban. La escaramuza le costó la pérdida temporal de un ojo a mi hermanastro pero como decía mi padre: no se puede hacer la tortilla sin romper los huevos. Poco a poco fuimos tomando habitación a habitación en nuestra imparable subida hacia la maldita bruja. En el camino descubrimos que la torre era un más que interesante instrumento: al parecer por un lado se entraba por Cardolan y por el otro se salía en el harad. Que inmejorable lugar para poner en marcha futuros ataques contra estos traidores a la especie humana. Como os decía nuestra imparable ascenso iba aumentando nuestra ansia de matar, podía ver claramente en mi mente a esos dos jóvenes que haciendo un saludo arcano acababan entonando esas palabras que me guían en la batalla: MATA! MATA! MATA!. Se trata de una visión que tengo a veces en el clamor de la batalla, no se quienes son pero estoy seguro de que juegan un papel determinante en cada decisión que mi hermano y yo tomamos.
Finalmente alcanzamos lo más alto de la torre tras acabar con cuantos orcos, huargos y haradrim nos encontramos. Fue duro y mi hermano acabo seriamente herido, al borde de la muerte, pero estábamos tan cerca que no podíamos fracasar, ni renunciar, ni rendirnos, … Nuestro penúltimo fue terrible, un licántropo al que apenas hacíamos daño, menos mal que nuestro querido amigo enano, inspirado por la cercanía de una maga que matar se inspiró y de un terrible golpe lo mando al infierno al que pertenece. Ya solo una trampa mágica se interponía entre nosotros y la bruja y fue una vez más el más que sorprendente Milinko el que sorteó la trampa y acabó con la bruja. Volvimos al pueblo en el que se había quedado nuestra amiga elfa a recuperar su pierna e hicimos lo propio con nuestros heridos. Una vez que todos estuvimos recuperados volvimos a la torre a revisar lo que había dejado la bruja. Así nos enteramos que todo el pueblo estaba metido en el ajo, se trataba de unas adoradores de una antigua maga. Contuve mi ira y no las incineré a todas. No obstante dimos instrucciones en pueblos cercanos para que las tuvieran controladas. De nuevo mi sabio hermano nos iluminó con historias de unos magos llamados los Ishtari, yo me apenas recordaba haber conocido a uno llamado Saruman en mi infancia, un mago poderoso y bueno.
Solucionado este nuevo contratiempo en nuestro camino, volvimos a encaminarnos hacia el sur. Tras unas cuantas jornadas de viaje, llegamos a la ciénaga en la que se había convertido Tarbad. Allí vimos un pequeño campamento al que nos acercamos sigilosamente, cuando ocurrió algo extraño, nuestro amigo Milinko con su perfecta visión nocturna, de repente no vio y tropezó casi delatando nuestra posición. Era algo muy extraño, que sin duda fue superado por nuestra siguiente visión, en el campamento estaba Narlome, bueno en realidad estaba Narlome dos veces, o tres si contábamos a la Narlome que se encontraba apostada junto a nosotros. Tras la confusión inicial todo tuvo fácil explicación, se trataba de las dos hermanas gemelas de Narlome que el destino había vuelto a unir. Se trató de un momento emotivo de reencuentro familiar que ayudo a Narlome a recordar parte de su olvidado pasado. Decidimos que se unieran a nuestra cruzada y lo festejamos con alegría. Todos menos Milinko, que aparte de su extraño comportamiento anterior, tuvo un comportamiento poco digno frente a nobles damas además de que al ser una maga pues estaba intranquilo, así que para evitar mayores problemas decidimos que pasara la noche atado a un árbol.
Al día siguiente, seguimos nuestro camino atravesando la ciénaga de Tarbad. Allí nos encontramos con un simpático anciano llamado Gandalf, según me dijo mi hermano se trataba de uno de esos Ishtari, como Saruman y la maga malvada esa. Al parecer estaba buscando una bola de piedra llamada Palantir. Al parecer un objeto mágico poderoso, que permite ver en la distancia entre otras cosas. Milinko volvió a ofuscarse cerca de un mago y pronunció una extraña frase: "¿Que pipa fumas tabaco tu?". Decidimos ayudar a Gandalf a buscar la Palantir. Para ello, usando un encantamiento nos envió al pasado en un sueño, poco antes de la batalla que destruyó Tarbad. Allí empezamos a buscar la piedra además de proveernos de equipo de buena calidad a precio de ganga ya que pagaríamos con dinero y objetos soñados je je je. Hablamos con el senescal de la ciudad que no nos trato con el respetó que merece la familia de Covadonga y no nos ayudó nada. Sospecho de ese bellaco así que mandamos a la hermana maga de Narlome con una capa de invisibilidad a que siguiera a este individuo. El resto seguimos con tres claras misiones:
- Encontrar la Palantir.
- Hacernos con buen equipo que poder esconder en lugar seguro junto a la Palantir cuando la encintremos para que nos ayuden en nuestra causa al final del sueño.
- Buscar una estrategia de huida para cuando la batalla se ponga verdaderamente mal. Aunque el cuerpo nos pide quedarnos hasta el final con la vana esperanza de cambiar el terrible destino de la ciudad.
En próximos relatos os contaré como se resolvió esta épica batalla y como siguió nuestro camino hacia nuestro DESTINO.
2 comentarios:
Qué emoción!! Qué suerte de aventuras nos deparará el futuro?? Difícil de responder?? NO! El próximo sábado, decimosexto Rolaniversario, saldremos de dudas...
Namárië!! Y que Eru-Ilúvatar reparta suerte!!
Como escribimos tan poco en el blog cuando se publica un nuevo comentario algunos tardamos en percatarnos...
Nervios, intriga, dolor de barriga... se vislumbra una emocionante aventura!!!!
Publicar un comentario